Juan Alejandro ha contado con el apoyo incondicional de sus padres.
Juan Alejandro ha contado con el apoyo incondicional de sus padres.
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Zonacero.

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Con bingos, madre financia viajes a Ecuador para tratamiento de su hijo que padece múltiples patologías

El pequeño, de 4 años, sufre de microcefalia, parálisis cerebral y epilepsia focal.

Juan Alejandro Mejía Abello nació el 13 de abril del 2014. En sus primeros cuatro meses, Juan Alejandro era un niño normal en la familia y todos veían un crecimiento sin diferencia alguna. Sin embargo, después del cuarto mes, cuando su mamá Jacqueline Abello García lo llevó al pediatra, éste notó que su cabeza no crecía como cualquier niño y por esa razón lo remitió al neurólogo, quien confirmó la sospecha del pediatra: Tenía microcefalia.

Tras verificar que padecía esta enfermedad iniciaron una terapias de neurodesarrollo con su EPS.

Las complicaciones del niño siguieron cuando a los seis meses le pusieron las vacunas que le correspondían. Fue allí cuando le dio una fiebre repentina que lo puso a convulsionar. Esto originó que fuera recluido en UCI durante 15 días y que el neurólogo pediátra  le suministrará unos medicamentos que ayudaron a que se normalizara. 

Pero las malas noticias continuaron para la familia de Juan Alejandro. Cuando cumplió los nueves meses le diagnosticaron que tenía parálisis cerebral espástica, ya que sus miembros inferiores estaban rígidos y padecía también hipotonía generalizada (flexibilidad en la parte superior).

Allí empezó unas nuevas terapias para aprender a masticar, tragar y poder sostener su cabeza. Con el tiempo, cuando el niño cumplió un año le diagnosticaron igulmente infección respiratoria, terminó con neumonía y empezó a convulsionar muy seguidamente.

Juan Alejandro volvió a ser hospitalizado para controlar la infección. Los medicamentos ayudaron a que mejorara, pero volvió un nuevo problema. Al niño le hicieron un seguimiento con genética y al realizarle un estudio le diagnosticaron Síndrome de Kolen de Vries (que va acompañado con hipotonía generalizada, cardiopatía, retraso mental, fallas renales, microcefalia y epilepsia).

Más enfermedades

Tras diagnosticarle esa patología, su genetista convocó a una junta médica con neurología, fisiatría y pediatría con el objetivo de tratar todas sus patologías.

“En marzo de 2017 le dio una gripa que se le convirtió en una otitis hasta el punto de sufrir fiebre de hasta 40 grados. Esto hizo que convulsionara y le diera apnea. Estuvo sin respiración por algunos minutos, pero con frecuencia cardíaca. Se mantuvo por tres días en UCI mientras se normalizaba”, relató Jacqueline.

Un viaje para mejorar su calidad de vida

Tras volver a ganar una nueva batalla a las enfermedades, Juan Alejandro siguió con sus terapias de neurodesarrollo.

“Seguimos asistiendo a las terapias y en medio de estas conocí a Liliana Pardo, quien también tiene una hija con parálisis cerebral y microcefalia, y me habló de un tratamiento que realizan unos médicos en Guayaquil, Ecuador, y en donde su hija ha tenido un gran avance. Me explicó el proceso y yo hice el contacto con la Clínica Centro de Oxigenación Dos, en Guayaquil, con el neurólogo Roberto Tamayo”, comentó Jacqueline.

La mujer, quien se ha dedicado cuerpo y alma para su hijo Juan Alejandro, decidió buscar los recursos necesarios para poder viajar a Ecuador. Ella no puede tener un empleo está día y noche con Juan Alejandro y con su otro hijo de 5 años, quien gracias a Dios goza de buena salud. Su esposo trabaja como psicólogo en una bolsa de empleo de Barranquilla y lo que gana obviamente no alcanza para viajar cada seis meses al país vecino.

Jacqueline y su esposo emprendieron entonces una cruzada para hacer lo que fuera posible para poder ver a su hijo con una mejor calidad de vida.

“Se hizo un evento en la que se denominó Juan Alejandrotón en la casa de Emaús de la Comunidad Formando el Cuerpo de Cristo. Allí vimos la bendición de Dios porque logramos recoger el dinero para poder realizar ese primer viaje para que los médicos le realizaran a Juan Alejandro un mapeo cerebral. El doctor Tamayo lo encontró con una actividad cerebral bastante elevada en la cual estaba en riesgo su vida. Para poder estabilizarlo le mandaron un tratamiento que consiste en veinte sesiones de laserterapia para bajar la actividad cerebral, veinte sesiones de cámara hiperbárica con concentraciones de oxígeno muy bajas para oxigenar el cerebro”, recordó Jacqueline.

Ese primer viaje fue en septiembre del año pasado.

Juan Alejandro, durante los seis meses que no está en Ecuador, permanece en Barranquilla asistiendo a terapias físicas en su Eps.

Terapias que han venido funcionando

En marzo de este año Jacqueline volvió viajar con su hijo a Guayaquil para un segundo tratamiento, el cual tiene un costo de 3.300 dólares (cada tratamiento cada seis meses), es decir más de 9.5 millones de pesos colombianos. Además, tiene que conseguir recursos para los tiquetes aéreos, alimentación y hospedaje en Guayaquil, ciudad en donde deben permanecer durante un mes mientras le realizan las terapias de lunes a viernes.

Es decir, que en total los padres de Juan Alejandro se gastan cerca de 17 millones de pesos cada vez que tienen que ir a Ecuador con él. Es así como organizaron un bingo para poder viajar por segunda vez.

“Organizamos un bingo gastronómico junto con una rifa de un televisor en el Colegio María Auxiliadora por un valor de 30 mil pesos. Gracias a las personas que nos apoyaron se pudo hacer ese segundo viaje. Los resultados fueron positivos. La actividad cerebral estaba en 2700 en actividad delta y al finalizar bajó a 956. Comenzó a tener respuestas  a su entorno, a expresar sus emociones, necesidades y su área sensorial comenzó a despertar más”, comentó su mamá.

Un tercer viaje

Para septiembre de este año Jacqueline viajará de nuevo con su hijo a Ecuador para su tercer tratamiento. Esta vez sus padres organizaron un segundo bingo donde cada boleta costaba 20 mil pesos y el premio mayor fue de 500 mil pesos. Se organizó el primero de julio en el Colegio María Auxiliadora. 

Jacqueline y su familia espera poder recoger el dinero que hace falta todo por ver a su hijo cada vez mejor de salud.

“En este bingo se recogieron 12 millones, pero aún nos hace falta un poco más”, dijo Jacqueline.

Los tratamientos en Ecuador, según relató Jacqueline, han venido mejorando la calidad de vida de su hijo y por eso desea que si alguna persona que esté interesada en ayudarle para terminar de conseguir los recursos se pueda comunicar con ella al celular  3015471910.

Se publica la foto del menor por solicitud y autorización de sus padres.

 

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